sábado, 14 de marzo de 2015

Afecto y conflicto



La Teoría del Apego explica en muchos casos por qué se producen los conflictos interpersonales. 

Los vínculos afectivos que establecemos con nuestra madre y después con nuestro padre en la infancia determina en gran medida nuestro autoconcepto y autoestima.

La atención que recibe el bebé puede producir estrés cuando el vínculo que estable con su madre no es seguro, es decir la madre no atiende de forma afectiva al niño cuando éste lo demanda. Posteriormente los mensaje negativos o positivos que transmiten los padres al niño, no sólo influyen en su temperamento sino también en el autoconcepto y la autoestima.

Aquellos niños que no han tenido un vínculo afectivo seguro y positivo con la madre, son luego en la etapa adulta personas con grandes dificultades para expresar emociones.

Las personas que no sintieron el afecto de sus padres durante su infancia, expresan más emociones negativas y tienen más problemas con sus relaciones.

Es fácil que tengan más conflictos de pareja, ya que la falta de afecto en la infancia, les impide poder expresar de forma positiva sus emociones con el otro, tienden a repetir patrones de comportamiento. Y el afecto negativo va unido a un pensamiento negativo, a una serie de esquemas mentales, sobre lo que "debería de ser" acerca de la vida en general y en relación con los otros.  Aquí también son fundamentales las expectativas "qué es lo que espero de los otros" y el valor que le damos a las cosas. Lo que para uno es muy importante por la educación y el afecto que ha recibido, para el otro no lo es. Y esta incomprensión de una y otra parte, es origen de muchos conflictos, a veces resolubles y en otras no tanto.

El hecho de tener hijos en ocasiones aumenta más los problemas afectivos, ya que estas personas cómo no han recibido ese cariño, no saben  cómo tienen que expresarlos con los demás, por lo que por efecto de modelado, el comportamiento se va transmitiendo de padres a hijos.

La incapacidad de expresar emociones positivas aumenta la capacidad de expresar emociones negativas que genera más conflictos de relación con los demás. Más problemas para tener amigos y conocer gente nueva.

Problemas de relación con los compañeros de trabajo, ya que en ocasiones es fácil que puedan pensar que si los tratan bien, es porque están escondiendo algo que les va a hacer daño.

El "miedo a que les hagan daño" les lleva a crear una especie de máscara y a creer que hay que mantener las distancias con los demás, sólo así podrán sobrevivir, es necesario dar una imagen de ser fuerte y de poder con todo.

Las personas con un apego inseguro son más propensas a los problemas psicopatológicos, a estar tristes, a sentirse sólos, con baja autoestima, con dependencia de los demás, con déficits de habilidades sociales y por supuesto, de expresión emocional.

Por el contrario, aquellas personas con apego seguro, que tuvieron un vínculo afectivo con sus progenitores serán aquellas personas que desarrollen mayor capacidad para expresar emociones positivas y el afecto será una variable fundamental en la relación con los otros.

Si tenemos en cuenta la Teoría del Apego, podremos comprender la importancia de trabajar con los padres en inteligencia emocional como prevención de conflictos interpersonales. Aquí el entrenamiento con los futuros padres es fundamental, para que desde el principio proporcionen al niño aquello que necesita para su desarrollo físico y psíquico.

La mediación y la inteligencia emocional van unidos de la mano, ya que trabajamos con reconocimiento de emociones y gestión de las mismas. Herramientas fundamentales para la prevención de conflictos.

Sólo estando bien con nosotros mismos, podremos estar bien con los demás.