domingo, 21 de junio de 2015

Las claves del éxito


Nadie nos dijo que la vida fuera fácil, que sin esfuerzo podemos conseguir las cosas.
 
Y para ello se requiere paciencia.

Pero somos la generación del ahora, buscamos tener las cosas lo antes posible. Ansiamos cosas.
Hemos pensado que la felicidad reside en lo económico, en lo material, en la cantidad de cosas que tenemos.


La felicidad no es el fin, se consigue cada día con cada paso que damos, con cada persona con la que estamos, con cada rosa que olemos.

Muchos de nosotros nos pasamos la vida buscando la felicidad y el éxito, pensando qué es algo que está fuera de nosotros y que en muchas ocasiones depende de la suerte.

Pero no es algo externo, depende de nuestra actitud, de nuestra manera de pensar, esto es lo que nos da fortaleza.

La suerte y el destino no existen, existen las oportunidades que sabemos aprovechar o que nosostros creamos.

La verdadera felicidad está en sentirse bien con uno mismo, sólo así podemos estar bien con los demás.

Y el éxito no es el final de una carrera, no se mide por lo económico, se mide por el valor que le damos a las cosas.

No es necesario ser un profesional de reconocido prestigio, para considerar que hemos alcanzado el éxito, por el contrario la pregunta es si el día de mañana, cuando yo no esté en este mundo, la gente se acordará de mí.

Entonces te das cuenta, de que ya has alcanzado el éxito, qué todo lo demás no es más que un complemento, que la vida no va en línea recta, y que nuestra salud y estabilidad mental dependen de la percepción que tengamos de las cosas.

La clave del éxito y la felicidad es estar agradecido, por todas las cosas que ocurren a nuestro alrededor, por ser capaz de ver las estrellas y pensar que algún día nosotros seremos una de ella.

La clave del éxito está en la humildad, para saber valorar todas las cosas que tenemos.

La clave del éxito está en la aceptación del otro de forma incondicional.

Ls clave del éxito está en reconocer nuestras debilidades y crecer ante las adversidades.

La clave del éxito está en saber reconocer que me equivoco y que tengo derecho a equivocarme, en perdonar y perdonarme.

Las claves del éxito están en la tolerancia y en el diálogo, en la solidaridad.

La felicidad se alcanza día a día, en la sonrisa del otro, en los ojos brillantes en los que se refleja el alma, en ilusionar e ilusionarse.

La mayoría de los conflictos personales y profesionales, se basan en el desánimo, en la desilusión, en la sensación de fracaso.

Las emociones derivadas de los conflictos miedo, rabia, tristeza, desolación, soledad, nos desvían de nuestras ilusiones, de nuestros sueños, de nuestros propósitos.

Las emociones derivadas por la mediación, cuando uno siente líbremente que puede expresar su opinión, que se siente escuchado, se siente valorado, son positivas, nos llevan al crecimiento personal, al fortalecimiento, a crear una nueva vía de trabajo.

En un mundo como el nuestro, nos faltan las oportunidades de diálogo, tan necesarias para poder entender la naturaleza de las cosas.

No olvidemos que para resolver el conflicto, hemos de cambiar el foco de atención.




martes, 2 de junio de 2015

La creatividad


Los niños tenemos una gran creatividad gracias a nuestra forma de imaginar.

La imaginación no tiene límites y por tanto, nuestra creatividad tampoco. Por eso los niños juegan con una percha o se divierten más con envoltorio, que con el regalo más sofisticado y caro del mercado.


Los niños no ven un sombrero, ven el elefante y la boa, ven un sinfín de aventuras dentro de ese dibujo, utilizan el pensamiento divergente.

Los adultos sólo vemos un sombrero, utilizamos el pensamiento lateral.

El problema es que no hablamos en el mismo lenguaje, y no me refiero al pensamiento concreto o abstracto, que planteaba Piaget. Porque no sólo es lenguaje, los niños hablan desde lo que sienten, hablan desde el corazón.

Hablan sin limitaciones en su cerebro, hablan desde las emociones, por eso son capaces de ver lo que los demás no ven.

Pero su creatividad, desaparece en el momento en el que les pedimos que dejen de pensar cómo niños y piensen como adultos. Cuando ya no es importante dibujar, inventar, crear, sino estudiar, trabajar, hacerse mayor. En ese momento se deja de crear y en ocasiones se deja de soñar.

El niño tiene derecho a ser niño y hay que dejarle crear, explorar todas y cada una de sus posibilidades.


Es cierto que se nos olvida que en algún momento fuimos niños y que pensábamos de otra manera, teníamos ilusiones y sueños, nuestras emociones eran positivas y nuestra energía para enfrentarnos a las cosas era ilimitada.

Pero necesitamos ser creativos para buscar soluciones a los problemas, necesitamos emocionarnos para ser capaces de ponernos en el lugar de los demás. 

Necesitamos ser creativos para tener un objetivo en la vida, algo que nos ilusione cada día y nos conduzca a aquello que nos gusta hacer.

Necesitamos tener la capacidad de salir de los problemas, de cambiar de perspectiva, de dar un giro a las cosas, desde la innovación.

Necesitamos crear en el trabajo, dibujar una boa comiéndose un elefante, pensando a veces como el niño que fuimos.

Y como mediadores que somos, necesitamos tener el recuerdo de cuando éramos niños y enfrentarnos a cada situación, como si fuera la primera vez, generando emociones positivas y utilizando la imaginación para encontrar la más ingeniosa de las soluciones.