jueves, 31 de diciembre de 2015

Hay personas que acarician el alma






¡Existen personas que acarician el alma!

Personas que como ángeles caídos del cielo, se encuentran a nuestra alrededor para ofrecernos siempre la cara amable, la bella sonrisa, lo bonito que hay en nuestra existencia, el recuerdo de lo más importante, de nuestra vida.

Existen personas que acarician el alma, que no pasan sin más en nuestra vida, que nos iluminan y siempre dejan huella, que nos recuerdan lo importante que es sentir, amar y vivir.

Estas personas utilizan  la palabra como un  bello don, sus palabras salen del corazón y llegan al corazón.

Son personas que siempre dicen lo que sienten, desde la empatía, desde la asertividad y la simpatía por los otros.

Decir lo que uno siente no siempre es sencillo, ya que nos hemos entrenado para ocultar nuestros verdaderos sentimientos, nos hemos vuelto prisioneros de ellos, los hemos visto como una muestra de debilidad y hemos luchado en contra de los mismos. El resultado siempre ha sido doloroso.

Hablar desde el corazón es difícil, decir las cosas sin ofender las demás o a uno mismo.

Somos seres de mil caras, actores, cómicos, dramaturgos, cada uno de nosotros adoptamos uno o varios de estos papeles y tratamos de enfrentarnos a la vida sin sentir, sin emocionar.

¡Pero qué es la vida sin emociones, sin sentimientos!

La vida no está hecha de sufrimientos, no hay que dejarla pasar, hay que sentirla, emocionarse, apasionarse y disfrutarla.

Estamos engañando a los demás y a nosotros mismos, nos hacemos un  terrible daño al mostrar cómo creemos que nos deben ver los demás y no cómo somos realmente.

Estamos diseñados para sentir, no actuemos en contra de lo que sentimos, no le demos la espalda a las emociones, dejemos que fluyan, aprendamos a sentir y a expresar lo que sentimos.

Aprendamos a perdonar y a lo más difícil a perdonarnos por aquello que pensamos que hicimos, no tenemos por qué caminar hacia adelante mirando para el pasado, debemos tomar las riendas de nuestra vida y comenzar a escribir aquello que deseamos hacer, empezar a soñar todo lo que somos capaces de conseguir como seres humanos.

Debemos dejar huella en los otros, rozar el alma con los dedos.

No hay conflicto sin emociones, podemos dejarlas de lado, pero siempre volverán, necesitamos decir lo que sentimos, no ocultarlo, necesitamos expresar que necesitamos a los demás, desde la más absoluta convicción de que el principal amor que debemos recibir es el de nosotros mismos.

En mediación hay que acariciar el alma, sentir y hacer que los demás sientan!

Aprendamos a decir lo que sentimos!

viernes, 18 de diciembre de 2015

La Costurera de los Corazones Rotos


Portada del libro Oficios Imposibles, un cuadro de Laínez


Dicen que en el libro de Oficios Imposibles escrito por  María José Parra y con pinturas de Carlos Láinez te transporta más allá de la imaginación a un mundo de oficios imposibles, yo no he tenido la oportunidad de leerlo, pero acabo de incorporarlo a mi lista de los Reyes Magos.

Como siempre digo, las cosas no pasan por casualidad siempre ocurren por alguna razón y en esta ocasión ocurrió en Jerez.

Viajé con un problema en la voz, preocupada por no ser capaz de transmitir emociones en las personas que aquella tarde de viernes tenían la gentileza de estar escuchándonos.

Afortunadamente, las personas tenemos esa capacidad de sacar la fuerza cuando creemos que ya no vamos a ser capaces de luchar. 

Y entonces rodeada de gente maravillosa, ¡surgen los oficios imposibles!

Me comentaron que les había recordado a la autora del libro, que incluso nos parecíamos, pero que yo era  como la costurera de los corazones rotos.

Creo que fue entonces cuando surgió de nuevo mi voz, el pensar que alguien pensara en mí como realizadora de un oficio imposible, remendar corazones rotos.

El inventor de oficios
2007
Carlos Láinez

Soy costurera porque siento lo que los demás sienten, porque me pongo en su sitio, porque pienso en las personas como grandes seres, capaces de hacer cosas extraordinarias, de introducir innovaciones, de cambiar el mundo, de hacer soñar y sentir a los demás.

Soy costurera porque vivo de las lágrimas de los otros, de su mirada esperanzada, de su carita triste y melancólica, de sus abrazos y besos o de sus palabras de agradecimiento.

Soy remendadora de corazones rotos, los cambio por escucha, por comprensión, por empatía, por abrazos o por sonrisas.



Mi oficio es imposible, porque entra dentro de lo inexplicable, de la magia de vivir y querer seguir viviendo, por comprender lo incomprensible, por aceptar lo inaceptable, por decidir seguir adelante a pesar de todas las dificultades, por tener un paraguas de arcoiris para los días grises, para sacar el sol o la luna siempre que sea necesario.

Costurera de corazones rotos al entrar y remendados al salir, a pesar de todas y cada una de las adversidades.

Sin duda esta reflexión cambió mi viaje, la forma de entender y apreciar mi trabajo, de emocionar y emocionarme.

¡Gracias Mar!

¡La mediación es un oficio imposible!







martes, 8 de diciembre de 2015

Mediación y empresa saludable



En los últimos años se está hablando mucho de empresa saludable, de felicidad y de bienestar laboral.

Pasamos entre 8 y 10 horas en nuestro puesto laboral, por tanto son muchas las horas de convivencia con nuestros compañeros, nuestros superiores, en muchas ocasiones somos como una gran familia, ya que poco a poco nos vamos conociendo a nivel profesional pero también personal.

Aunque el roce hace el cariño, no está exento de conflictos, la convivencia de ideas diferentes, de personas distintas es a veces muy complicada.

Somos seres sociables y necesitamos de los demás, por esta razón el hecho de sentirnos aislados en el trabajo, nos hace sentirnos muy solos, el trabajo también nos proporciona espacios para el diálogo, para compartir experiencias.

Pero también compartimos sentimientos y emociones, también compartimos presiones e insatisfacciones.

Las prisas, la falta de tiempo o de recursos nos conduce a situaciones tensas e ingratas y nuestro estado de ánimo y el de los demás se ve afectado, no es fácil hacer frente satisfactoriamente al día a día.

Buscamos reconocimiento profesional, económico, social o alguna clase de incentivos.

Por tanto, son muchas las fuentes de estrés que rodean nuestro trabajo y el trabajo de los demás. 

Estamos tomando conciencia de la importancia de cuidar de nuestra salud, de prevenir el estrés y también nuestros conflictos.

No se trata sólo de cuidar nuestra salud a nivel individual, de reducir nuestros niveles de estrés, de mejorar nuestra satisfacción laboral y nuestro rendimiento, se trata también de aprender a gestionar nuestras emociones y las emociones de los demás.

La mediación favorece la buena comunicación, el entendimiento, la expresión y gestión emocional, favorece la visión positiva de los conflictos, reduce el conflicto y la ambigüedad de rol, disminuye el acoso laboral, reduce el estrés de los equipos de trabajo al permitir una visión más positiva de las organizaciones y de los compañeros de trabajo, así como de la forma de entender los problemas.

¡Hablar de salud laboral es hablar de mediación empresarial!

martes, 1 de diciembre de 2015

Cuento de Navidad

Hablando de emociones, recuerdo gratamente cuando llegaba la Navidad, cómo mis hermanas y yo adornábamos la casa, sin dejar ni un sólo rincón de la casa por decorar.

Recuerdo nuestras peleas y discusiones sobre cómo debíamos de decorar el árbol y qué personajes debían de estar presentes en el Belén.

Pasábamos horas colocando las luces, la paja, la nieve y el estanque para los patos, mientras escuchábamos los villancicos que como cada año mi padre ponía en su equipo de música.

Aquello era un soplo de aire fresco que entraba por la ventana, en Navidad el tiempo se detenía.

Vivíamos cada momento, como aquel día en el que decidimos participar en el concurso de Belenes y justo cuando entraba por la puerta el jurado, nos dimos cuenta que Mini, nuestra gata había destrozado por completo nuestra maravillosa obra de arte y mi madre tuvo que inventar una excusa para poder darnos tiempo a recolocar todas y cada una de las piezas.

Y esto no era más que el principio, primero llegaba Noche Buena y nosotras no queríamos salir de casa, el motivo teníamos que cocinar y preparar la mesa y la cena de Navidad, ver los payasos de la tele cantar aquello de que "reine la paz" y de nuevo escuchar los villancicos, era momento de reunirse en familia, de zambomba y pandereta, de cantar todos juntos, de comer polvorones y de llegar tarde a la Misa del Gallo, o de seguirla en la televisión junto con los abuelitos.

Y por la noche, tal vez pasara Papa Noel por casa, por si acaso hacíamos galletas o le poníamos leche y galletas, preguntándonos si la casa no tenía chimenea por dónde iba a entrar.



El día de Navidad comenzaban las carreras en dirección al árbol y allí estaba un regalo para todos, pero un regalo especial, un juego de mesa para que jugáramos todos juntos en familia.

Después vuelta a empezar, mesa arreglada, de nuevo en la cocina, más villancicos, turrones y polvorones y las ansiadas estrenas. Dinero que guardábamos como oro en paño, para ir al cine, al circo o a la feria.

Y por si no habíamos comido suficiente, celebrábamos el segundo día de Navidad, a veces solos y otras con los compañeros de trabajo de la empresa de mi padre.

Otro de los días señalados era el día 28 de Diciembre día de los Santos Inocentes, día en que mis hermanas y yo nos pasábamos el día intentando pegar a mis padres un muñeco en la espalda y decir aquello de "inocente inocente", o contando mentiras enormes y haciendo uso de  insectos de goma, que parecían de verdad.

La noche del 31 reinaba en casa la alegría, mi padre tan serio y tímido pasaba a la transformación, lo veía disfrazarse, bailar la conga, reír y disfrutar de la noche e inicio del nuevo año y del cotillón.

El momento más divertido, cuando sonaban las campanadas, nos daba la risa, nos atragantábamos y ya no éramos capaces de seguir con las uvas.

Ahora bien, el día 1 era un día muy pero que muy doloroso, cansados de la noche anterior, hasta arriba de comida y con una televisión que de forma cansina repetía una y otra vez, los mismos programas que la madrugada anterior. Era duro porque  teníamos cumpleaños y claro no estábamos para más fiesta y más comida.

Pero la magia surgía a partir de este día, la auténtica magia de la Navidad, la esperada noche de Reyes.

Este sin duda era el día más feliz de mi padre, se pasaba el día subiendo y bajando de casa, la razón: tenía el coche lleno de regalos.

Recuerdo la magia de esa noche, las tilas, los nervios y el "no puedo dormir", recuerdo el ruido de los papeles de envolver durante la noche y cuando una muñeca se puso a cantar sola en el silencio de la noche.

Recuerdo taparme hasta la cabeza por miedo a que pudiese ser descubierta despierta.

Al día siguiente, hacíamos cola delante de la puerta del comedor, por edades, a la espera de los regalos y cuando se abría la puerta allí estaban los regalos y los dulces en los zapatos, entonces esperabas parar el tiempo y que aquel día tan especial no pasase nunca.

¡Disfruta de la vida, todos los días son especiales!

miércoles, 25 de noviembre de 2015

El sentido de la vida


Muchas veces nos levantamos y nos acostamos, nos levantamos y nos acostamos.

¿Cuál es el sentido de la vida?, encontrar respuesta no es nada fácil cuando a tu alrededor observas el sufrimiento y el dolor de las personas, el daño que nos hacemos unos a otros.

¿Cuál es el sentido de la vida?, en un mundo deshumanizado, lleno de emociones y carente de sentimientos.

El sentido de la vida es aquel motor que llena el alma. Es tu verdadera esencia, es tu libertad, aquello que jamás nos podrán quitar, nuestra capacidad de ser.

Los parisinos sabían de ello, por eso entonaban su himno en la matanza del país vecino, ¡nadie les puede quitar su identidad!

Todo persona necesita encontrar el sentido de la vida, ya que nos hace soñar, cantar, reír, llorar y equivocarnos para aprender. Sin este sentido, vagamos por el mundo, pero no vivimos.

El sentido de la vida es saber el por qué estás aquí, qué puedes aportar.

En la mayoría de los conflictos que tenemos con los demás acabamos pensando que si tenemos problemas es por ellos, así que dedicamos nuestra existencia a hacer la vida imposible a los que nos rodean. Quizás porque son diferentes a nosotros, porque piensan de forma distinta, sin pararnos a pensar que lo bueno es que somos seres únicos.

Vivimos más pendiente del otro, de agradar, de ser aceptado socialmente, de causar daño, de ser el centro de atención, de tener afán de protagonismo, de que se nos reconozcan todos y cada uno de nuestros logros, que vivimos como decía el poeta "vivo sin vivir en mí".

La búsqueda del sentido de la vida nos lleva al "yo", a una reflexión sobre quienes somos y qué queremos hacer, nos distancia del conflicto interpersonal, da sentido a nuestra existencia, marca nuestros objetivos, escalón a escalón, paso a paso, subimos la escalera de nuestros sueños, nuestras metas, aquello que queremos lograr, aquello nos hace sentir más felices.

Cuando encuentras el sentido de la vida encuentras la paz, porque te sientes satisfecho y aprendes que sólo estando bien contigo mismo, se puede estar bien con los demás.

Y cambiamos nuestro lenguaje, ya no decimos " es que tú", decimos "te agradezco".

Y piensas que es bueno, sentirte acompañado en esta búsqueda activa de soñar, pensar, sentir y amar.

¡Busca tu sentido de la vida!

Yo le encontré, el día que decidí: ¡qué el sentido de mi vida era ayudar a los demás a encontrar el suyo!


viernes, 13 de noviembre de 2015

El viaje


Son muchas las personas que nos encontramos en nuestro camino a lo largo de la vida. Algunas pasan desapercibidas y otras nos dejan huella. Muchas veces tenemos la sensación de conocer a alguien, como si la hubiésemos conocido siempre.

Nosotros somos una locomotora que conduce diferentes vagones, cada vagón corresponde a una etapa de nuestra vida.

El primer vagón es el vagón de la infancia, en él suben muchas personas, en esta etapa todos somos amigos, todas las personas son importantes para nosotros.

En el segundo vagón, viajan nuestros compañeros del colegio y van subiendo en cada estación, pero también bajan personas que son importantes para nosotros y fallecen. O bajan aquellos niños que no consideramos tan amigos, aún así el círculo de las amistades es bastante grande.

El vagón tercero, el de la adolescencia, tiene más movimiento, aquí suben pocas personas, pero bajan muchos. Nos hemos vuelto selectivos, no nos interesan todas las personas, sólo nos interesan los que entendemos que son amigos de verdad, en los que se puede confiar.

El vagón de la etapa adulta, el cuarto vagón, es un vagón dónde apenas sube gente y muchos bajan, personas importantes para nosotros que ya no están, personas que por trabajo y por su vida personal se mantienen en la distancia. Aquí están nuestros mejores amigos, los incondicionales, aquellos que dan y no piden nada a cambio.

Y en el último vagón, la tercera y cuarta edad, en el que suben los nietos y bajan muchas personas.

En el viaje de la vida, vamos estableciendo vínculos afectivos, que nos condicionan durante nuestra vida. Podemos cambiar nuestros vínculos y cambiar nuestras relaciones.

No es fácil convivir con los otros, ya que piensan diferente y por tanto, la convivencia no está exenta de conflictos. Dichos conflictos afectan a nuestro vínculo con los demás.

En nuestro viaje por la vida, hay momentos en los que debemos parar y descansar, aprender a saborear las cosas, a disfrutar del momento, a estrechar lazos con los demás. Hay momento en los que "si yo estoy bien tú estás bien". Por tanto, hay que hacer un alto en el camino para tomar aire, respirar, sentirnos bien y fortalecer nuestras relaciones con aquellas personas que sienten lo mismo que nosotros sentimos, dónde el grado de afinidad es muy alto.

Tal vez, si a lo largo del camino parásemos, nuestras relaciones se verían y entenderían de otra manera, ya que para solucionar el conflicto hay que salirse de él. Si además nos sentimos vinculados emocionalmente es más difícil estar eternamente enfadados.

¡Es tiempo de disfrutar del paisaje!




sábado, 24 de octubre de 2015

De mayor quiero ser mediadora






¡Cuando sea mayor quiero ser mediadora!

Porque no podemos soñar cosas pequeñas, porque tenemos que soñar y pensar grandes cosas.
Hay que soñar a lo grande y encontrar, escalón a escalón, el camino que nos lleve a lo más alto.

Anhelo divulgar la cultura de la paz, sueño con un mundo mejor, pienso en la importancia que tienen nuestras acciones y de cómo afectan a los demás.

Sé que el camino es duro, algunos creerán que es utopía, qué las cosas no pueden cambiar, qué las personas no cambian, qué todo es cuestión de suerte, o quizá cosa del destino.

Quiero ser mediadora porque creo en las personas, en el altruismo, en la soliralidad y la cooperación, porque si todos remamos juntos, llegaremos más lejos.

Quiero ser arquera de la palabra, quiero influir en los otros, quiero que las cosas y las personas cambien, porque yo cambio.

No es un camino fácil, algunos me dirán que estoy más cerca del Quijote y a mí eso me encanta, porque sí pienso diferente, pienso y siento el dolor de las personas. Pienso y siento la satisfacción y la felicidad de los demás.

Entiendo que me dejarán de lado, porque muchos no creerán en  la mediación como herramienta y en sus bondades.

Lo cierto es que yo tampoco creo, porque para mí la mediación es mucho más, es una filosofía de vida, es una forma de entender el mundo que te rodea, es una forma de ser y estar.

Pero eso es difícil de entender, somos muchos los que estudiaremos mediación, los que hablaremos de mediar, pero sólo unos pocos seremos mediadores.

Porque la mediación sale del corazón, es totalmente emocional, nace de las emociones que tú tienes y de las que despiertas, nace del perdón a tí mismo y a los demás, nace de la necesidad de escuchar y de ser escuchado, nace de la necesidad de expresar todo lo que sientes, nace de dar un giro de 360 grados a la realidad en la que vives.

Nace de la voluntad del diálogo, de la creencia de que hablando se entiende la gente y que hay que compartir.

Nace de los sueños e ilusiones de transformar una sociedad demasiado egoísta, individualista y competitiva, capaz de sacar lo peor del ser humano.

¡No todos podremos mediar!

La mediación transciende del propio conocimiento de la mediación, va más allá, en un complejo e infinito saber y experimentar.

Sueño con familias que entiendan la importancia de las relaciones, con padres que sepan que las palabras duelen, con vecinos que comprendan que necesitamos vivir en sociedad, de niños aprendan que el respeto es clave para ser respetado.

Sueño con la aceptación de la diversidad, que lo que no es cómo tú no tiene por qué ser peor.
Pienso en organizaciones y empresas con grandes mesas de diálogo.

Sueño con reuniones entre ciudadanos y políticos, con hablar y ser escuchado.

¡De mayor quiero ser mediadora, para no tener que mediar!

sábado, 10 de octubre de 2015

Las emociones se contagian



Las emociones se contagian, tanto las emociones positivas como las negativas.

Por eso cuando alguien rie a nuestro lado, acabamos riendo sin saber por qué.

Las neuronas espejo son las neuronas que se activan cuando llevamos a cabo una actividad y cuando vemos a otra persona realizar una actividad similar.

Lo que hacemos es una atribución en el otro de nuestras propias intenciones, luego "tú sientes lo que yo siento".

Si "tú sabes lo que yo siento" el grado de conexión y cercanía, entre nosotros es más fuerte, ya que siento que tú entiendes como me siento yo.

Las neuronas espejo, permiten predecir la conducta del otro, ponerse en su sitio, leer el pensamiento del otro y sus sentimientos, la empatía y favorece la relación con los demás.

Las neuronas espejo, se encontraron en el área de Broca en el cerebro humano, relacionada con el origen del lenguaje. Estas neuronas facilitan el aprendizaje de gestos por imitación y también las emociones, "la tristeza cuando alguien se siente triste" y la alegría "cuando alguien se muestra feliz", a nivel del cerebro y fisiológico se produce en nosotros la misma activación, como si lo que lo que le ocurre al otro nos ocurre, también a nosotros.

La empatía no sólo es una reacción instintiva innata, depende también de la educación y de la experiencia.

El cerebro es muy complejo y el funcionamiento de las personas está explicado desde esa complejidad.

Además del importante papel de las neuronas espejo, en las relaciones interpersonales influyen otras variables como el tipo de apego,  la memoria ímplicita o el tipo de la experiencia que hemos obtenido en las relaciones pasadas con los demás.

En el proceso de mediación, al favorecer la ecucha activa, así como la expresión emocional, se activan las neuronas espejo, pero no son explicativas por sí solas del cambio que se produce en las relaciones.

Cuando hablamos de mediación transformadora, es porque se ha producido un cambio, el cambio de "yo se que tú sientes lo que yo siento, es decir, que me comprendes. Y este cambio es muy enriquecedor, favorece la conexión y comunicación interpersonal. Sin que las partes sepan que procesos neurocientíficos se encuentran detrás de esos cambios.

Pero lo que sí sabemos es que perduran en el tiempo.

¿Qué emociones queremos contagiar?






viernes, 2 de octubre de 2015

Siento lo que tú sientes



¿Cómo funcionan las relaciones de pareja, con los amigos, los familiares y con las otras personas?

Mucho se ha estudiado desde la Psicología acerca del comportamiento humano, desde el Psicoanálisis de Freud y de sus discípulos, el comportamiento estaba determinado genéticamente, las pulsiones eran los mecanismos dinámicos insconcientes, los que explicaban nuestro comportamiento.

El Humanismo, en la figura de Carls Rogers, pone la fe en la persona, en el crecimiento personal, en cómo podemos influir en el comportamiento del otro.

El Constructivismo de Kelly, explica que interpretamos nuestro mundo en función de la construcción que hacemos en función de las relaciones que tenemos y de nuestro contexto.

Y la Teoría del Apego, expone la importancia de haber tenido un apego seguro o inseguro a la hora de tener relaciones saludables o conflictos de pareja.

Pero ahora desde la Neurociencia, damos un paso a delante y sabemos que el cerebro se puede modificar, que con nuestras intervenciones podemos modificar el cerebro del otro.

Porque "siento lo que tú sientes".

Empatizo con la otra persona, entiendo su problema y la persona siente bien.

Las relaciones son complejas, se explican desde la Teoría del Caos, las relaciones no son lineales, son dinámicas, no son predecibles (efecto mariposa).

Para explicar el funcionamiento de una pareja, debemos entender cómo han sido sus relaciones en el pasado con sus padres y con el resto de las personas, cómo es su relación actual y aún así, pensar que toda relación es sistémica y dinámica, luego cualquier factor puede desencadenar un cambio.

Entender estas cuestiones, nos ayudarán a ser mejores mediadores, porque si siento lo que tu sientes se producirán los cambios, por esta razón la mediación no es una herramienta, es una filosofía de vida.

sábado, 19 de septiembre de 2015

Me duele lo que te duele


¡Me duele lo que te duele!

Mucho se ha hablado de la empatía, de la capacidad de ponerse uno en el lugar de otro.

La mayoría de mis alumnos piensan que la empatía es algo instintivo, por tanto todo el mundo es empático.
Pero cuando les haces pensar en el comportamiento que tienen muchas personas, comportamientos violentos hacia los animales o hacia las personas, se dan cuenta de que todo el mundo no lo es.

¿Qué parte es instinto?

El instinto moral se desarrolla en cada niño para determinar qué es lo que está moralmente bien o mal.

Pablo Herreros en su libro "Yo mono", explica que antropológicamente los hombres somos seres altruistas y nuestra supervivencia como grupos ha dependido del trabajo cooperativo.

El cerebro humano ha ido evolucionando en estructuras neuronales y procesos bioquímicos y nos aseguran nuestra supeviviencia como especie.

¿Qué parte es aprendizaje?

 Las personas aprendemos por observación y por imitación los comportamientos en sociedad.

La empatía tiene un componente afectivo, ¡siento lo que tú sientes!, explicado a través de las neuronas espejo.

La comprensión interpersonal se basa en captar las intenciones y motivos de los comportamientos de los demás.

¡Me duele porque te duele!, las emociones se comparten con los otros, ¡si estás triste yo estoy triste!.

La empatía tiene también un componente moral, analizado a través del procesamiento que hacemos de la información, de nuestra experiencia, de nuestras creencias y valores. En este sentido analizamos si es mejor cooperar o competir (Emilio García, Profesor de Psicología Básica de la Universidad Complutense).

Neurociencia y Psicología Cognitiva se unen para explicar la Empatía.

Desde el punto de vista psicológico, es a lo largo de la adolescencia cuando se desarrolla el razonamiento moral, de ahí la importancia de intervenir en estas edades para ayudarles en su desarrollo evolutivo, a través de dilemas morales, como nos muestra Kohlberg.

Si unimos los dos componentes de la empatía, la parte afectiva y el funcionamiento de las funciones ejecutivas superiores, podremos entender por qué algunas personas son capaces de ponerse en el lugar de los otros y otras personas no.

Los niños pequeños muestran más la empatía afectiva, captan de forma muy rápida lo que sentimos y nos lo transmiten.

Los adultos trabajamos con los dos componentes empáticos, por lo que nuestras reacciones no son siempre las esperadas.

Si nuestro trabajo como mediadores es prevenir conflictos, debemos orientarnos hacia los más pequeños y hacia los adolescentes y tabajar desde las escuelas dilemas morales, para contribuir al desarrollo moral de los mismos.

Los diálogos apreciativos utilizan una metodología que favorece la resolución de conflictos y la empatía.

El comportamiento violento se aprende, pero resulta muy difícil de entender que ese comportamiento se lleve a cabo sobre las personas que más nos quieren y más nos necesitan, como son nuestros hijos.

Decirle a un hijo, que no se le quiere, le produce un verdadero dolor y sufrimiento emocional, no comprensible desde lo racional.

El diálogo con nuestros hijos siempre debe estar abierto, siempre debemos de escucharles.

Es necesario divulgar la metodología de la mediación, necesitamos una sociedad, unas personas mucho más empáticas, que rían cuando riamos, que sean felices cuando lo somos y nos acompañen en la tristeza como  nosotros acompañamos.

Leí un cuento sobre una niña que siempre estaba con sus vecinos, una pareja de ancianos.
Un día la anciana falleció y estando el hombre solo y triste la niña decidió ir a su casa. Cuando llegó se subió a su regazo y permaneció en silencio.

Cuando su madre le preguntó dónde había estado y que había hecho, comentó "ayudando".

¡Aprendamos de los niños!



domingo, 13 de septiembre de 2015

¿Por qué nuestras empresas no cambian?


Porque las empresas están compuestas por personas y las personas no cambiamos tan fácilmente.

Las creencias y valores de una sociedad se transmiten de una generación a otra, de tal forma que se terminan convirtiendo en leyes absolutamente indiscutibles.

Estas creencias determinan nuestro comportamiento individual y colectivo dentro de las organizaciones.
Algunas de estas creencias han sonado en nuestra cabeza como dogma indiscutible desde niños, como:
"lo que nos sirvió en el pasado nos sirve ahora", "cuando una cosa funciona para qué cambiarlo", "la experiencia siempre nos ayuda a resolver problemas", "más vale lo bueno conocido que lo malo por conocer".

Decía Francisco de Quevedo: "poderoso caballero es don Dinero", cuánta razón tenía. Esta es otra de las creencias que guía nuestras andaduras. Dejando muchas veces olvidado el valor que tienen las personas.
Todo se consigue con dinero!

Cuando asistes a Jornadas o a través de los foros , te das cuenta de que algo está cambiando, muchos directivos y trabajadores hablan de felicidad en el trabajo, trabajo en equipo, inteligencia emocional, coaching, resiliencia, mediación y negociación. 

Somos autodidactas y aprendices, de aquellos conocimientos que mejoran nuestras empresas, de lo que entendemos que será el nuevo paradigma empresarial.

Pero que tengamos conocimientos, ¿significa que somos expertos?

Todos conocemos directivos con una amplia biblioteca de libros de autoayuda y dirección de empresas, jefes que escuchan las Jornadas y llegan a las empresas los lunes, pletóricos de entusiasmo y con ganas de aplicar los conocimientos aprendidos.

Entonces, ¿por qué no cambian nuestras empresas?

Porque no cambiamos nuestra forma de pensar, porque pensamos en la cultura del "pelotazo", "del gran proyecto que me retire", "del cliente perfecto", pensando en ocasiones, en controlarlo todo, sin opción a delegar, por miedo a que nuestros trabajadores puedan saber más que nosotros o tomen el control de nuestras empresas, como ocurría en el motín de la Bounty.

Mala herencia tenemos de la picaresca, como aprendimos los que leímos el Lazarillo de Tormes y la Celestina, siendo la desconfianza nuestra mejor aliada.

Si sumamos todas nuestras creencias del pasado y las llevamos al momento presente, la respuesta es un liderazgo basado en creencias y leyes obsoletas, para una sociedad tecnológica y en continuo avance.

Nuestro planteamiento empresarial  ha de ser diferente.



Construyamos las empresas del futuro, basando el liderazgo en la confianza en las personas, en los equipos de trabajo.

Cuando pensamos en el mundo deportivo, ya no podemos pensar en la Selección Española de Fútbol, sin su entrenadores, su médico, fisioterapeuta y psicólogo. Cada pieza es fundamental para el conjunto.

Como líderes no podemos ser coach, mediador, negociador, comercial, habilidoso emocionalmente, debemos comprender cuáles son nuestros puntos fuertes y aquello de lo que no somos expertos, dejemos que los que realmente tienen el conocimiento nos aconsejen.

Construyamos equipos multidisciplinares, utilicemos la inteligencia colectiva y la metodología cooperativa.

Los buenos profesionales son como las buenas ideas, no hacen ruido, porque su recompensa no es económica, su motivación no depende del exterior, si no de la satisfacción de hacer bien las cosas.

Los buenos profesionales no se miden por el índice de audiencia en las redes sociales, si no por la humildad con la que hacen su trabajo, pensando que lo que obtienen no se paga con dinero.

Los grandes cambios, los producen pequeñas personas que piensan que con ayuda de todos se puede llegar más lejos.

La mediación gerencial es sin duda un recurso necesario en las empresas y organizaciones que permita construir el nuevo liderazgo basado en valores y creencias del momento actual.

Si bien, no será la mejor de las opciones, si introduce la cultura dentro de la empresa de ganar-ganar y del diálogo necesario para prevenir conflictos.

Con el esfuerzo de todos, podemos hacer que nuestras empresas cambien.



miércoles, 19 de agosto de 2015

En busca del sí mismo


¡Es difícil encontrarse a sí mimo, puede llevarnos toda una vida!

Pero es un camino que tarde o temprano debemos emprender.

Nuestro viaje comienza en la infancia, es entonces cuando nos reconocemos como seres diferenciados de los otros, con una entidad propia que nos distingue de los demás.

Pero el camino está lleno de obstáculos, en primer lugar, nuestra identidad, nuestra autonomía, nuestro desarrollo personal, depende de nuestros padres y de las personas que son importantes para nosotros.

Sin duda, no entendemos la importancia de ser padre y del papel que jugamos en la vida de nuestros hijos.

A veces se nos olvida, que en algún momento también fuimos niños, las demandas a nuestros hijos son desproporcionadas, al igual que las expectativas. Ellos no eligieron venir, fuimos nosotros los que decidimos que formaran parte de nuestras vidas, pero a veces, los rechazamos porque no son como nosotros, porque no hacen las cosas cómo queremos o cómo creemos que se deberían hacer.

¡Son niños, son personas que se están buscando a sí mismos!, ¿realmente es tan importante su rendimiento académico?, ¿siempre hacemos las cosas que más les ayuda?

Ser padre es muy difícil, pero es necesario pensar en los derechos de los niños y de la importancia de nuestros actos, de nuestras palabras, de cómo expresamos nuestras emociones y nos comunicamos con ellos.

La falta de apego o de vínculo psicológico, con alguno de los padres o con los dos, puede llevarles a un verdadero sufrimiento emocional, que les impida ser.

Si no hemos sido capaces de emprender nuestro viaje con nuestra identidad y nuestra independencia, el resto de nuestra vida se verá condicionada por ello. Nuestras frustraciones personales las proyectamos en los demás y acabamos pensando que son los demás los que deberían cambiar, mis padres, mi pareja, mis hijos y mis amigos, no nos comprenden y aparecen los conflictos.

¿Cómo espero encontrarme bien con los demás, relacionarme y comunicarme correctamente si no me he encontrado a mí mismo?, ¡si no me siento bien conmigo no puedo sentirme bien con el otro!

Pero no tenemos tiempo para encontrarnos a nosotros mismos, para  ser quienes somos y lo capaces que somos de hacer las cosas.

Es mucho más fácil huir de los problemas, que enfrentarnos a ellos.

El sufrimiento es doloroso, buscamos máscaras para interpretar la pareja perfecta, el hijo perfecto, el padre perfecto y no permitimos que afloren los sentimientos.

Pero interpretar un papel durante el resto de nuestras vidas es muy duro y a menudo nos acaba pasando factura desde el punto de vista emocional.

Debemos aprender a encontrarnos a nosotros mismos, a equivocarnos, a tener emociones y aprender a convivir con ellas, desde el yo podemos fortalecer nuestras relaciones de forma más saludable y evitar la mayoría de los conflictos que tenemos con los demás, o entenderlos siempre como una oportunidad para progresar.

Nuestros obstáculos, se convierten en nuestro verdadero aprendizaje.

¿A qué esperas para emprender tu viaje?


martes, 21 de julio de 2015

La comunicación

La Escuela de Palo Alto (1959) ya explicaba que es imposible no comunicarse, ya que aunque no emitamos mensaje verbal alguno, estamos comunicando a través de nuestros gestos, postura, mirada.

La Escuela defendía la comunicación como interacción social, por tanto la comunicación se entiende como la base de toda interacción social.

Es importante los dos tipos de comunicación la digital y la analógica, para establecer una buena interacción social, pero también cómo cada uno de los receptores interpreta la información que se le ha ofrecido.

Si recordamos nuestro periodo escolar, a todos en algún momento nos han explicado cómo se produce la comunicación y la importancia del emisor y del receptor. Y atendiendo al esquema debería resultar muy fácil, la buena comunicación, tu hablas y yo te escucho.

Pero la mayoría de los problemas interpersonales se producen por una mala interpretación y en ocasiones por querer adivinar lo que piensan los demás o que los demás adivinen o se comporten como a nosotros nos gustaría.

Por tanto, no es tan sencillo, es importante lo que decimos y cómo lo decimos.

La comunicación no verbal es más creíble es un 80 por ciento de los casos, si lo que decimos no va acompañado de cómo lo decimos el mensaje deja de ser creíble.

Por esta razón, aquellas personas que nos conocen más saben detectar con mayor rapidez el estado de ánimo, la emoción o el sentimiento que hay muchas veces detrás de nuestra comunicación.

Comunicar es expresar emociones, es una comunicación mucho más profunda, en la que damos paso a lo cómo nos estamos sintiendo y el por qué.

¿De dónde surgen los problemas de comunicación?, ¿por qué se producen distorsiones?, debido a nuestras diferencias individuales, es decir cada uno de nosotros entendemos nuestro mundo desde nuestra propia realidad, tenemos una forma diferente de procesar, interpretar y entender el lenguaje del otro.

Nuestras diferencias, vienen de la interpretación de los demás en función de uno mismo, por esta razón esperamos muchas veces que los demás piensen como nosotros o actúen como nosotros.

Si además, nosotros capaces de expresar los mensajes de forma clara, sencilla y asertiva, aún vamos a generar más problemas de comunicación y de relación.

En mediación es fundamental la comunicación en general y la expresión de sentimientos en particular, porque muy pocas veces decimos a los demás lo que realmente estamos sintiendo.







domingo, 5 de julio de 2015

Las emociones

 
Hace cuatro años tuve la ocasión de asistir a la clausura del Máster de Gestión Integral de Conflictos, invitada por Jordi Granè y Sònia de Miguel, en Barcelona. Ellos me pidieron que hablase sobre la Felicidad en la Familia y en la Escuela.
 
Después de mi taller, Jordi me sorprendió al pedir a los alumnos que hiciesen una fila para abrazarme. Ante mi asombro, uno a uno fueron pasando y uno a uno me fueron abrazando.
 
Durante todo el día, estuve viendo muestras de cariño, entre profesores, profesores y alumnos, entre compañeros, me subí al tren pensando qué ocurriría en aquella Facultad, para que todos transmitieran tantas emociones. 
 
Fue tal el impacto que aquello me causó, que decidí exportar este modelo para mis alumnos, así que aprovechando el inicio de un nuevo grupo de "Intervención y Tratamientos Psicológicos" decidí que las emociones debían de estar presentes.
 
El primer día de clase pedí al grupo, que se levantaran y se dieran un abrazo, todos ellos obedecieron mis instrucciones. Intenté durante todo el año que las emociones estuvieran presentes en mis clases.

Uno de los trabajos de los alumnos consistía en un diario experiencial, se trataba de que explicasen cómo habían vivido sus clases y su aprendizaje.

Cuando tuve los diarios delante, mi mayor sorpresa fue que a la mayoría de mis alumnos les había molestado el hecho de tener que abrazarse, porque ellos no se conocían. Pero también es cierto que después lo valoraron como muy importante, ya que al finalizar el curso, todos ellos tenían una unión especial, que a día de hoy aún persiste.

Lo que había ocurrido, me hizo pensar en el papel que juegan las emociones.

Dos años más tarde, en el Foro Mundial de Mediación en Valencia, una persona llamó mi atención y me dijo: "tú no te acordarás de mí, pero yo sí. Estuve en Barcelona en un taller que impartiste sobre Felicidad, lo cierto es que no pensaba acudir, mi padre acababa de fallecer y yo apenas tenía ánimo, pero tú me ayudaste mucho con tu abrazo".

De nuevo volví a pensar qué papel juegan las emociones.

Yo quiero ser emocional, quiero expresar mis emociones, aprender a gestionarlas correctamente y gestionar también las emociones de los demás.

Porque las emociones juegan un gran papel en nuestras vidas, como el miedo, cuya región cerebral, la amígdala se activa en el momento en que sentimos esta emoción.

Emociones que se registran a través de las conexiones del sistema límbico y del lóbulo prefrontal.

De nuestra actitud depende que generemos mayor número de emociones negativas o positivas.
 
Hemos aprendido en el trabajo en equipo a generar mayor número de emociones negativas que positivas, cuando mejoraríamos nuestro rendimiento si implementásemos más las últimas.

En nuestras relaciones con los otros también nos dejamos llevar por las emociones negativas o intentamos no mostrar a los demás nuestras emociones, porque demostrar emociones puede ser considerado como una muestra de debilidad ante los demás (o al menos eso creemos).

Por qué hablamos de emociones y las mostramos tan poco, quizá porque no hemos aprendido, la importancia que tienen en nuestra vida, para nosotros y para los demás.

Negar nuestras emociones, es negar que somos humanos, es negar nuestras conexiones cerebrales, qué explican nuestras características de personalidad y nuestra forma de interpretar la vida y a los que nos rodean.

En mediación nos resultaría más fácil, pasar el telón y olvidar las emociones, pero esto no ayudaría a resolver los problemas, sino a generar mayores problemas de cara al futuro.

Porque somos seres emocionales.


domingo, 21 de junio de 2015

Las claves del éxito


Nadie nos dijo que la vida fuera fácil, que sin esfuerzo podemos conseguir las cosas.
 
Y para ello se requiere paciencia.

Pero somos la generación del ahora, buscamos tener las cosas lo antes posible. Ansiamos cosas.
Hemos pensado que la felicidad reside en lo económico, en lo material, en la cantidad de cosas que tenemos.


La felicidad no es el fin, se consigue cada día con cada paso que damos, con cada persona con la que estamos, con cada rosa que olemos.

Muchos de nosotros nos pasamos la vida buscando la felicidad y el éxito, pensando qué es algo que está fuera de nosotros y que en muchas ocasiones depende de la suerte.

Pero no es algo externo, depende de nuestra actitud, de nuestra manera de pensar, esto es lo que nos da fortaleza.

La suerte y el destino no existen, existen las oportunidades que sabemos aprovechar o que nosostros creamos.

La verdadera felicidad está en sentirse bien con uno mismo, sólo así podemos estar bien con los demás.

Y el éxito no es el final de una carrera, no se mide por lo económico, se mide por el valor que le damos a las cosas.

No es necesario ser un profesional de reconocido prestigio, para considerar que hemos alcanzado el éxito, por el contrario la pregunta es si el día de mañana, cuando yo no esté en este mundo, la gente se acordará de mí.

Entonces te das cuenta, de que ya has alcanzado el éxito, qué todo lo demás no es más que un complemento, que la vida no va en línea recta, y que nuestra salud y estabilidad mental dependen de la percepción que tengamos de las cosas.

La clave del éxito y la felicidad es estar agradecido, por todas las cosas que ocurren a nuestro alrededor, por ser capaz de ver las estrellas y pensar que algún día nosotros seremos una de ella.

La clave del éxito está en la humildad, para saber valorar todas las cosas que tenemos.

La clave del éxito está en la aceptación del otro de forma incondicional.

Ls clave del éxito está en reconocer nuestras debilidades y crecer ante las adversidades.

La clave del éxito está en saber reconocer que me equivoco y que tengo derecho a equivocarme, en perdonar y perdonarme.

Las claves del éxito están en la tolerancia y en el diálogo, en la solidaridad.

La felicidad se alcanza día a día, en la sonrisa del otro, en los ojos brillantes en los que se refleja el alma, en ilusionar e ilusionarse.

La mayoría de los conflictos personales y profesionales, se basan en el desánimo, en la desilusión, en la sensación de fracaso.

Las emociones derivadas de los conflictos miedo, rabia, tristeza, desolación, soledad, nos desvían de nuestras ilusiones, de nuestros sueños, de nuestros propósitos.

Las emociones derivadas por la mediación, cuando uno siente líbremente que puede expresar su opinión, que se siente escuchado, se siente valorado, son positivas, nos llevan al crecimiento personal, al fortalecimiento, a crear una nueva vía de trabajo.

En un mundo como el nuestro, nos faltan las oportunidades de diálogo, tan necesarias para poder entender la naturaleza de las cosas.

No olvidemos que para resolver el conflicto, hemos de cambiar el foco de atención.




martes, 2 de junio de 2015

La creatividad


Los niños tenemos una gran creatividad gracias a nuestra forma de imaginar.

La imaginación no tiene límites y por tanto, nuestra creatividad tampoco. Por eso los niños juegan con una percha o se divierten más con envoltorio, que con el regalo más sofisticado y caro del mercado.


Los niños no ven un sombrero, ven el elefante y la boa, ven un sinfín de aventuras dentro de ese dibujo, utilizan el pensamiento divergente.

Los adultos sólo vemos un sombrero, utilizamos el pensamiento lateral.

El problema es que no hablamos en el mismo lenguaje, y no me refiero al pensamiento concreto o abstracto, que planteaba Piaget. Porque no sólo es lenguaje, los niños hablan desde lo que sienten, hablan desde el corazón.

Hablan sin limitaciones en su cerebro, hablan desde las emociones, por eso son capaces de ver lo que los demás no ven.

Pero su creatividad, desaparece en el momento en el que les pedimos que dejen de pensar cómo niños y piensen como adultos. Cuando ya no es importante dibujar, inventar, crear, sino estudiar, trabajar, hacerse mayor. En ese momento se deja de crear y en ocasiones se deja de soñar.

El niño tiene derecho a ser niño y hay que dejarle crear, explorar todas y cada una de sus posibilidades.


Es cierto que se nos olvida que en algún momento fuimos niños y que pensábamos de otra manera, teníamos ilusiones y sueños, nuestras emociones eran positivas y nuestra energía para enfrentarnos a las cosas era ilimitada.

Pero necesitamos ser creativos para buscar soluciones a los problemas, necesitamos emocionarnos para ser capaces de ponernos en el lugar de los demás. 

Necesitamos ser creativos para tener un objetivo en la vida, algo que nos ilusione cada día y nos conduzca a aquello que nos gusta hacer.

Necesitamos tener la capacidad de salir de los problemas, de cambiar de perspectiva, de dar un giro a las cosas, desde la innovación.

Necesitamos crear en el trabajo, dibujar una boa comiéndose un elefante, pensando a veces como el niño que fuimos.

Y como mediadores que somos, necesitamos tener el recuerdo de cuando éramos niños y enfrentarnos a cada situación, como si fuera la primera vez, generando emociones positivas y utilizando la imaginación para encontrar la más ingeniosa de las soluciones.


domingo, 24 de mayo de 2015

Nuestro legado


 Fuente: http://www.elmundo.es/blogs/elmundo/yomono/2015/05/23/el-orangutan-budi-un-drama-con-final.html

La historia de Budi es una de esas historias que te traspasan el alma.

Como bien explica Pablo Herreros, el animal al estar privado de cariño por la pronta separación de su madre, la desnutrición que sufre por la negligencia en su cuidado, llora cada vez que la cuidadora lo coge al brazo para ofrecerle su cariño, empatizamos con el dolor del animal.

Pero esta historia con final feliz, tiene múltiples semejanzas con los seres humanos.

Sabemos que los niños que durante su desarrollo en los primeros meses o años, han sufrido algún tipo de negligencia o maltrato, como el "síndrome de la cuna",  sufren grandes daños a nivel cerebral.

El "síndrome de la cuna" se produce cuando el niño está atado de manos y piernas a la cuna o cama, para impedirle el movimiento. Está deprivación ambiental, al no poder moverse el niño no se puede estimular su cerebro, impide el desarrollo normal evolutivo, produciendo un daño cerebral, en muchas ocasiones irreversible, sumado a la falta de afecto y apego que sufren.

Durante un tiempo, los niños procedentes de Colombia y las niñas procedentes de China y Rumanía, que estaban desde corta edad en centros y habían sufrido el "síndrome de la cuna", venían a España con Retraso mental, Trastorno por déficit de atención con hiperactividad y Trastorno autista.

El afecto en un niño es fundamental para su buen desarrollo, la falta de apego, genera cambios en el cerebro y en su comportamiento, los niños son más insegurosos, miedosos, padecen mayor estrés.

Si persiste esta falta de  apego durante la infancia y adolescencia, los niños tienen un autoconcepto negativo de sí mismos y una baja autoestima, incapacidad para expresar emociones positivas y negativas, las relaciones con los demás son relaciones basadas en el miedo, la desconfianza y la necesidad de aceptación de los demás, pueden ser más irritables y agresivos o con tendencia a la depresión.

A lo largo de la etapa adulta, la autoestima baja persiste al igual que la desconfianza, las relaciones están basadas en el miedo, en la necesidad de aceptación a través de la sumisión, por lo que los conflictos con la pareja son claramente evidentes y difíciles de solucionar, ya que tienen un gran fondo detrás.

En consecuencia, si queremos mediar en familia y pareja, no podemos dejar de lado cómo influye el afecto y el apego en las personas y derivar siempre que lo creamos conveniente, a los especialistas en la materia, con el fin de trabajar un apego seguro.

Pero como todo lo que somos, tiene que ver con nuestra infancia y el cariño que hemos recibido, el tipo de mensajes y el comportamiento de las personas más importantes de nuestra vida, no sólo el afecto tiene que servir en mediación de parejas o familia, sino debe de ser un factor relevante para la prevención y tratamiento del bullying y ciberbullying.

También, como trabajadores y como directivos, la forma de relacionarme con los demás está directamente relacionada con la autopercepción de mí mismo y de cómo interpreto el mundo que me rodea.

Los directivos que carecen de empatía, que son incapaces de demostrar emociones y no permiten en sus empresas la demostración de las emociones de los demás, pueden haber tenido un apego inseguro durante su infancia.

Los líderes capaces de comunicar, expresar emociones, empatizar con los demás y conseguir el respeto por parte de sus seguidores, son personas con un apego seguro.

Podemos formar a empresarios, directivos y trabajadores en herramientas que les fortalezcan y podemos entrenar su cerebro, para cambiar las estructuras cerebrales implicadas en el afecto y mediar en los casos en los que sea necesario.

Todo ello teniendo en cuenta que, como dice el Catedrático de Economía Internacional de la Universidad de Valencia "la dirección de proyectos comienza por uno mismo".

La historia de Budi nos devuelve a nuestro compromiso y responsabilidad, de nuestro legado para la Humanidad.

lunes, 4 de mayo de 2015

La otra mirada de la innovación



Seguir mirando de la misma manera sería como poner una venda en nuestros ojos.

Nuestra sociedad ha cambiado, la tecnología ha evolucionado, vivimos en un nuevo siglo, es tiempo de innovación.

La innovación va de la mano de la era digital, no cambiar, aferrarse al pasado sólo puede llevar al cierre empresarial.

Pero la mirada del directivo, del empresario, debe de ser otra mirada, la verdadera innovación surge de la misma.

La mirada de los nuevos directivos es apreciativa, entiende el significado de lo humano, de la aceptación del trabajador como persona, es capaz de ver qué tiene de bueno, en lugar de quejarse de lo mal que hace las cosas, gestiona sus emociones con inteligencia y las emociones de los demás.

Su mirada apasiona, motiva, dinamiza y da energía a los equipos de trabajo, favoreciendo el interés común.

Es una mirada facilitadora, cercana y a la vez respetada, que favorece el diálogo constante entre todos los trabajadores.

Es una mirada ética, ejemplo de compromiso, altruismo y cooperación.

Es la mirada "del tú me importas" que genera confianza, tranquilidad, equilibrio, ilusión. Es un ejemplo de humildad.

Innovar es creer en el talento de las personas, es sacar el máximo partido a las competencias de cada uno, es favorecer el clima adecuado para crecer, para crear, para soñar con los mejores trabajadores, los mejores equipos, las mejores empresas.

Innovar es colaborar, es cooperar, es sumar talento, es diálogo y participación constante de los trabajadores.

Las empresas del futuro miran de otra manera, su mirada es optimista, realista, solidaria, cooperativa, dialogante, tolerante, respetuosa, apasionada, motivadora, inspiradora, resiliente.

La mediación dota a las empresas y a los directivos de los escenarios necesarios para mirar de forma apreciativa.

Es un modelo de trabajo que piensa en el directivo como una guía y en los trabajadores como sus seguidores.

sábado, 18 de abril de 2015

Cuando dejas de ser tú



Desde la infancia buscamos la aceptación y el agrado de los demás, hacemos cosas siempre pensando en los otros.

Maslow, Psicólogo Humanista, explicaba que el hombre busca un camino a su autorrealización, cubrir una serie de necesidades básicas (necesidades biológicas y de seguridad) y necesidades secundarias (de aceptación social, de autoestima y de autorrealización). 

Primero debemos de tener cubiertas las primeras para proseguir hacia las últimas.




A partir de los 3 años comienza la socialización de los niños, coincidiendo hoy en día con el comienzo de su escolarización. A partir de esta edad se desarrolla el juego simbólico, es decir se juega a un juego que tiene un significado para el niño. Y para ello, los niños necesitan contar unos con los otros.

Los niños en Primaria, deben de aprender a trabajar en grupo y aquí la aceptación del otro es fundamental.
Pero trabajar en grupo no está exenta de conflictos, unos trabajan poco, otros lentos o demasiado rápidos, unos tienen mayor conocimiento y otros mayor liderazgo. Pero no tienen porque coincidir en sus preferencias para jugar o para pertenecer a un grupo en el patio.

No todos los niños son igualmente aceptados, porque no todos los niños son lo suficientemente habilidosos y estas diferencias pueden generar conflictos con los otros, bullying, aislamiento, rechazo.

Entonces podemos entender que ser distinto es sinónimo de ser no aceptado, ya que nos desviamos de la media. 

Comienza entonces una fase que continúa hasta la adolescencia, ya que es la etapa en la que entendemos que todos debemos de ser aceptados y pertenecer a un grupo, para más tarde poder aceptarnos a nosotros mismos.

Y aquí comienza el camino en el que dejamos de ser nosotros mismos para ser aceptados por los otros, pensamos que debemos vestir como ellos, que nos tienen que gustar las mismas cosas y las mismas actividades, perdiendo nuestro verdadero yo, para no entrar en conflicto con los demás.

Tenemos que hacer aquello que la sociedad espera de nosotros, lo que creemos que debemos hacer para no defraudar a nuestros padres, lo que pensamos que esperan nuestros amigos, aquello que hace que se enamoren de nosotros y que nos nos dejen, de renunciar a nuestros sueños para que los demás cumplan los suyos.

Y así, llegamos a la etapa adulta, en muchas ocasiones preguntándonos quiénes somos realmente, ya que esa necesidad de aceptación social, de evitar el conflicto con los demás, nos ha llevado a una pérdida de identidad.

Pero ser único, ser diferente, es lo que nos hace ser más atractivos a los ojos de los demás. 

Hemos invertido la pirámide, pensando que si éramos como los demás querían, seríamos mucho más valorados como personas. Pero el valor proviene de uno mismo y los demás deben de aceptarnos o no, tal y como somos, sin renunciar a nada ni a nadie.

Y así es cómo evitaremos muchos conflictos, al sentirrnos bien con nosotros mismos tenemos mayor capacidad de autocontrol emocional y por tanto, podemos gestionar mejor nuestras emociones y las emociones de los otros.

Los mensajes de la mediación contribuyen a la aceptación de uno mismo y del otro, a generar una nueva realidad.

Porque amarse a uno mismo es amar a los otros.

sábado, 11 de abril de 2015

La búsqueda de la felicidad





Desde el principio de nuestro origen el hombre siempre se ha preguntado dónde reside la verdadera felicidad.

Emprendiendo pues, una búsqueda a veces en solitario, otras en compañía, en el afán de intentar comprender el por qué de nuestra existencia.

¿La finalidad de nuestra existencia es ser felices o hacer felices a los demás?, ¿dónde reside la verdadera felicidad? ¿dónde están las claves para conseguirla?

La búsqueda de la felicidad está unida a nuestros sueños, tener mucho dinero, poder tener una casa más grande, vivir en la playa o en la montaña, tener una familia, conocer a una persona que quiera compartir mi vida, ser reconocido profesionalmente, tener una carrera universitaria, ganar un premio.

Si la felicidad va unida a mis resultados y a la valoración de los mismos, el camino es muy costoso y frustante, porque nunca llego a conseguir mis sueños, porque mis metas son largas y lejanas en el tiempo y la vida no se detiene.

Emprendemos un largo viaje a través de la misma, más sobreviviendo que viviendo, mientras esperamos que llegue la anhelada felicidad. Pero como nadie nos dijo que la vida fuera fácil, empezamos a pensar qué quizá no existió nunca, qué tal vez hemos estado siempre equivocados y qué fue un invento más social y cultura para consumir más.

Entonces pensamos que la felicidad está en los otros, en tener muchos amigos, en tener pareja, en formar una familia, dedicando todo nuestro tiempo a los demás, pero muchas veces olvidándonos de nosotros mismos, en nuestro afán de ser aceptados por los demás.

Pero la verdadera felicidad está en nosotros mismos, en nuestra actitud hacia los otros y hacia la vida, en la aceptación de nosotros mismos y de los demás, en saber qué las cosas nos pasan porque nosotros hacemos para que nos pasen, qué no hay nada escrito, qué no estamos determinados, qué nosotros elegimos diariamente nuestro camino, nuestro futuro no está escrito.

Tal vez no nos dimos cuenta, que ya habíamos logrado esa felicidad, no por tener  más cosas materiales, no por tener más éxitos laborales, sino por aceptarnos y aceptar a las personas que son importantes en nuestra vida, sin pretender cambiarlos.

Tal vez no nos dimos cuenta, que los demás nos recordarán el día que ya no estemos, por quienes hemos sido y por nuestros actos.

La Felicidad está en nosotros, es nuestra actitud, nosotros elegimos el camino.

Entender que no necesitamos ser otra persona, ni vivir de apariencias o intentar cambiar a los demás, evitaría muchas dicrepancias y conflictos con los demás, ya que la insatisfacción con nuestra vida nos produce enfrentamientos con los otros, o cuando entendemos que los demás son los que deberían de cambiar, sin que nosotros tengamos que hacer nada a cambio.

La mediación es el camino para la aceptación del otro y de uno mismo.