jueves, 13 de noviembre de 2014

El Mediador

Mucho se ha escrito sobre el perfil del mediador y mucho se explica desde los múltiples cursos formativos al respecto.

Cuando yo les explico a mis alumnos quién es el mediador y qué funciones desempeña, les comento que el mediador es aquella persona que es un buen oyente, asertivo, con facilidad de palabra, empático, paciente, honesto, con sentido del humor, creativo, inteligente, íntegro, con capacidad de resolución de conflictos, entre otras muchas cosas. Cuando les explico esto, se ríen.

¿Quién reúne todas y cada una de las cualidades del mediador?

Si bien es complejo reunirlas todas, ya que estaríamos rozando la perfección, cosa que no existe, sí es necesario cumplir algunos de estos requisitos. Esto es lo que diferencia al mediador vocacional del mediador temporal.

El primer requisito es ser íntegro. ¿Cómo podemos hablar de mediación sin valores morales?, si como mediadores no somos ejemplo de personas dialogantes, cooperativas, participativas, que nos alegramos por los éxitos de los otros, ¿cómo podemos defender el proceso de mediación?

El segundo requisito es la humildad. Yo me siento eternamente agradecida a mis maestros, a todos y cada uno de ellos, que me han hecho entender y amar  más a esta profesión. Por lo que me siento muy triste cuando en algún Congreso o Jornada con un público mayoritariamente de estudiantes, futuros mediadores, se habla mal de aquellos mediadores que fueron pioneros.

Como lo fueron probablemente cometerían errores, por supuesto, pero quién en sus orígenes no lo ha hecho. Pero nos han marcado un camino, nos han abierto las puertas a nuevas inquietudes y al desarrollo de la mediación en el ámbito profesional.

Se tiende a criticar aquello que no se conoce, vivimos en la sociedad del conocimiento y de las nuevas tecnologías, hagamos uso de las mismas antes de decir cosas que hagan daño a una profesión que como decía Machado "caminante no hay camino se hace camino al andar".

El tercer requisito la empatía que pasa por la aceptación incondicional de los otros por ser seres humanos.

La asertividad, para saber qué decir en el mejor momento y de la forma más adecuada.

La creatividad y el sentido del humor, para ayudarnos a nosotros mismos a descubrir que dos y dos no son cuatro.

Y por último la pasión, sólo se puede ser mediador con pasión o con pasión.


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