sábado, 11 de abril de 2015

La búsqueda de la felicidad





Desde el principio de nuestro origen el hombre siempre se ha preguntado dónde reside la verdadera felicidad.

Emprendiendo pues, una búsqueda a veces en solitario, otras en compañía, en el afán de intentar comprender el por qué de nuestra existencia.

¿La finalidad de nuestra existencia es ser felices o hacer felices a los demás?, ¿dónde reside la verdadera felicidad? ¿dónde están las claves para conseguirla?

La búsqueda de la felicidad está unida a nuestros sueños, tener mucho dinero, poder tener una casa más grande, vivir en la playa o en la montaña, tener una familia, conocer a una persona que quiera compartir mi vida, ser reconocido profesionalmente, tener una carrera universitaria, ganar un premio.

Si la felicidad va unida a mis resultados y a la valoración de los mismos, el camino es muy costoso y frustante, porque nunca llego a conseguir mis sueños, porque mis metas son largas y lejanas en el tiempo y la vida no se detiene.

Emprendemos un largo viaje a través de la misma, más sobreviviendo que viviendo, mientras esperamos que llegue la anhelada felicidad. Pero como nadie nos dijo que la vida fuera fácil, empezamos a pensar qué quizá no existió nunca, qué tal vez hemos estado siempre equivocados y qué fue un invento más social y cultura para consumir más.

Entonces pensamos que la felicidad está en los otros, en tener muchos amigos, en tener pareja, en formar una familia, dedicando todo nuestro tiempo a los demás, pero muchas veces olvidándonos de nosotros mismos, en nuestro afán de ser aceptados por los demás.

Pero la verdadera felicidad está en nosotros mismos, en nuestra actitud hacia los otros y hacia la vida, en la aceptación de nosotros mismos y de los demás, en saber qué las cosas nos pasan porque nosotros hacemos para que nos pasen, qué no hay nada escrito, qué no estamos determinados, qué nosotros elegimos diariamente nuestro camino, nuestro futuro no está escrito.

Tal vez no nos dimos cuenta, que ya habíamos logrado esa felicidad, no por tener  más cosas materiales, no por tener más éxitos laborales, sino por aceptarnos y aceptar a las personas que son importantes en nuestra vida, sin pretender cambiarlos.

Tal vez no nos dimos cuenta, que los demás nos recordarán el día que ya no estemos, por quienes hemos sido y por nuestros actos.

La Felicidad está en nosotros, es nuestra actitud, nosotros elegimos el camino.

Entender que no necesitamos ser otra persona, ni vivir de apariencias o intentar cambiar a los demás, evitaría muchas dicrepancias y conflictos con los demás, ya que la insatisfacción con nuestra vida nos produce enfrentamientos con los otros, o cuando entendemos que los demás son los que deberían de cambiar, sin que nosotros tengamos que hacer nada a cambio.

La mediación es el camino para la aceptación del otro y de uno mismo.





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