viernes, 10 de febrero de 2017

Las palabras bondadosas


Las palabras bondadosas son esas que salen del corazón y rozan el alma.

Las palabras bondadosas te trasladan a otra realidad, te hacen pensar, reflexionar y te invitan a soñar.

Son las que esperas cuando estás triste y entonces te acarician el corazón, ayudando a que cicatricen las heridas.

Son aquellas que cuando estás bien, acompañan a tu paz interior y te trasportan a otra dimensión.

Las palabras bondadosas son curativas, nos enriquecen como persona y nos acompañan en nuestro proceso de aceptación.

Son aquellas son las que los demás necesitan escuchar, son las que provocan ilusiones y esperanza.

Son las que iluminan el alma, generando una sonrisa. una mirada, un gesto complicidad.

Las palabras bondadosas son pocas, no hemos aprendido a utilizarlas, pues nacen de nuestro sentir y no hemos aprendido a emocionar y emocionarnos.

Las palabras hirientes predominan en nuestros días, se clavan como puñales y nos desgarran el alma, endurecen nuestros corazones, coraza en mano.

Las palabras dolorosas están en nuestra boca, cuando la razón calla y el temor acecha.

Las palabras hirientes son muchas, salen solas, desde el desprecio, desde la incomprensión, desde la envidia o los celos.

Las palabras bondadosas, mueven montañas, cambian pensamientos, mueven a la acción, te llenan de vida, torrente de agua pura y cristalina.

Estas palabras siempre se acompañan de besos, caricias, abrazos, sonrisas y miradas brillantes.

Si el mundo se llenase de palabras bondadosas, que sacase las mejores emociones, emociones compartidas de serenidad, plenitud y felicidad.

Las palabras bondadosas te hacen sentir que existes, que los demás te tienen en sus pensamientos, que te recuerdan o a algo o alguien les recuerda, que estás ahí, en una antes y un después, en el que para ellos siempre serás necesario.

Si hablamos con palabras bondadosas, quizás ya no tendríamos que soñar en mediar.

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