miércoles, 19 de agosto de 2015
En busca del sí mismo
¡Es difícil encontrarse a sí mimo, puede llevarnos toda una vida!
Pero es un camino que tarde o temprano debemos emprender.
Nuestro viaje comienza en la infancia, es entonces cuando nos reconocemos como seres diferenciados de los otros, con una entidad propia que nos distingue de los demás.
Pero el camino está lleno de obstáculos, en primer lugar, nuestra identidad, nuestra autonomía, nuestro desarrollo personal, depende de nuestros padres y de las personas que son importantes para nosotros.
Sin duda, no entendemos la importancia de ser padre y del papel que jugamos en la vida de nuestros hijos.
A veces se nos olvida, que en algún momento también fuimos niños, las demandas a nuestros hijos son desproporcionadas, al igual que las expectativas. Ellos no eligieron venir, fuimos nosotros los que decidimos que formaran parte de nuestras vidas, pero a veces, los rechazamos porque no son como nosotros, porque no hacen las cosas cómo queremos o cómo creemos que se deberían hacer.
¡Son niños, son personas que se están buscando a sí mismos!, ¿realmente es tan importante su rendimiento académico?, ¿siempre hacemos las cosas que más les ayuda?
Ser padre es muy difícil, pero es necesario pensar en los derechos de los niños y de la importancia de nuestros actos, de nuestras palabras, de cómo expresamos nuestras emociones y nos comunicamos con ellos.
La falta de apego o de vínculo psicológico, con alguno de los padres o con los dos, puede llevarles a un verdadero sufrimiento emocional, que les impida ser.
Si no hemos sido capaces de emprender nuestro viaje con nuestra identidad y nuestra independencia, el resto de nuestra vida se verá condicionada por ello. Nuestras frustraciones personales las proyectamos en los demás y acabamos pensando que son los demás los que deberían cambiar, mis padres, mi pareja, mis hijos y mis amigos, no nos comprenden y aparecen los conflictos.
¿Cómo espero encontrarme bien con los demás, relacionarme y comunicarme correctamente si no me he encontrado a mí mismo?, ¡si no me siento bien conmigo no puedo sentirme bien con el otro!
Pero no tenemos tiempo para encontrarnos a nosotros mismos, para ser quienes somos y lo capaces que somos de hacer las cosas.
Es mucho más fácil huir de los problemas, que enfrentarnos a ellos.
El sufrimiento es doloroso, buscamos máscaras para interpretar la pareja perfecta, el hijo perfecto, el padre perfecto y no permitimos que afloren los sentimientos.
Pero interpretar un papel durante el resto de nuestras vidas es muy duro y a menudo nos acaba pasando factura desde el punto de vista emocional.
Debemos aprender a encontrarnos a nosotros mismos, a equivocarnos, a tener emociones y aprender a convivir con ellas, desde el yo podemos fortalecer nuestras relaciones de forma más saludable y evitar la mayoría de los conflictos que tenemos con los demás, o entenderlos siempre como una oportunidad para progresar.
Nuestros obstáculos, se convierten en nuestro verdadero aprendizaje.
¿A qué esperas para emprender tu viaje?
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