domingo, 22 de octubre de 2017

Hacen falta soñadores


Hacen falta soñadores!

El mundo necesita personas que cuando caigan se levanten más fuertes!

Hacen falta personas que no se rindan, que continúen su camino a pesar de todos los obstáculos, que construyan escaleras con cada objeto que se ponga en su camino.

Que generen un ejercito cada vez más y más fuerte para luchar contra los problemas.

Que cada problema no sea un problema, que sea una solución.

Que con las críticas construyan una escalera, que les conduzca lo más lejos que se pueda llegar.

Hacen falta personas que piensan diferente, que crean que dos y dos no son cuatro, que sean capaces de ver lo que los demás no ven.

Necesitamos personas con visualización de futuro, que puedan imaginar, pensar y crear.

Hacen falta personas que se entusiasmen con lo que hacen, que regalen sonrisas y abrazos, que contagien su energía, que compartan emociones y generen olas emocionales.

Hacen falta personas que resuenen, que brillen en la oscuridad, que den luz a los otros.

Hace falta ilusionarse por las pequeñas cosas, sorprenderse de cada hecho que ocurra como si ocurriese por primera vez.

Necesitamos personas que lloren por aquello que les gusta, que griten de alegría, que bailen con su mocho, que canten a las siete, que lleguen al final del día sonriendo a pesar de lo cansados que están.

Hacen falta soñadores de ojos brillantes, que inventen lo que no esté inventado y a lo inventado le den la vuelta, es necesario el cambio de perspectiva, el giro de 360 grados, el cambio de realidad.

Necesitamos personas que hagan de cada adversidad un reto, un desafío ante lo imposible, que hagan de lo imposible una realidad.

Necesitamos personas con afán de superación, que se arriesguen a perder para luego ganar, que luchen por ellos y por los demás, que entiendan que los límites son mentales y que no existe nada imposible.

Hacen falta soñadores para cambiar la realidad, que sueñen a lo grande, que se ilusionen e ilusionen.

El mundo necesita de personas que crean que pueden cambiar el mundo!



lunes, 9 de octubre de 2017

La bondad


Hablar hoy de bondad en los tiempos que corren es complicado.
Parece más fácil seguir hablando de problemas, de dificultades de entendimiento y de falta de humanidad.
Pero las personas siempre estamos ahí cuando se nos necesita.
Es curioso pensar cómo las redes sociales nos alejan de la realidad y nos sumergen en otro mundo.
Pero es en la cercanía donde ocurren los milagros, es allí cuando te das cuenta que todos necesitamos un propósito, que nos gusta ser sociables, que a pesar de las redes, necesitamos compartir y experimentar.
Nos encanta sentir y hacer sentir al otro, reír, es una de esas emociones que cobran sentido en compañía.
Nos encanta hablar y sentirnos escuchados y descubrir que estamos más cerca que lejos y que compartir un buen café y una buena conversación nos enriquece el alma.
Muchas veces conoces personas en tu camino con las que compartes alguna vivencia particular, un curso, un viaje, alguien que dejará de formar parte de tu vida, en el momento en el que finalice la experiencia, pero se queda la bondad.
Se queda la sonrisa, se queda una mirada cariñosa, una dulce palabra.
Se queda el abrazo sentido, el me alegro de verte o espero verte pronto.
Se queda el gracias y encantado, ha sido un placer.
Se queda el sabor amargo del café y dulce de la conversación. Se queda el te escribo y hablamos.
A lo largo del camino nos cruzamos, personas y más personas con historias diferentes y todas ellas cargadas de bondad.
Y es entonces cuando te das cuenta que nos encanta compartir y sentir, que somos seres sociales y que necesitamos a los demás para poder compartir y colaborar.
También en mediación debemos fomentar la bondad de todas aquellas personas que necesitan sentir y sentirse escuchados.
La bondad se hace fuerte con el uso de las palabras bondadosas.
Aquellas que suenan a respeto y a reconocimiento del otro, a dar valor a las personas y a nosotros mismos. Aquellas que nos humanizan y dan sentido a nuestra existencia.




martes, 3 de octubre de 2017

Nuestro mayor reto




¡Nuestro mayor reto en pleno siglo XXI es humanizar las redes!


Según la Real Academia de la Lengua  se define la libertad como la «facultad que se disfruta en las naciones bien gobernadas de hacer y decir cuanto no se oponga a las leyes ni a las buenas costumbres». "Aquello que permite a alguien decidir si quiere hacer algo o no, lo hace libre, pero también responsable de sus actos en la medida en que comprenda las consecuencias de ellos".
Entendemos entonces como dice Dyer que el conflicto nunca puede existir sin nuestra participación. Y por tanto debemos todos los que estamos implicados en el mismo, asumir nuestras responsabilidades.


Según el artículo 4 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, se define la libertad añadiéndole una excepción, la cual consiste en limitar la libertad cuando ésta cause perjuicio a otros: «La libertad consiste en poder hacer todo aquello que no cause perjuicio al otro».


Toda persona tiene derecho a la libertad de opinión y de expresión; este derecho incluye el de no ser molestado a causa de sus opiniones, el de investigar y recibir informaciones y opiniones, y el de difundirlas, sin limitación de fronteras, por cualquier medio de expresión (Artículo 19 de los Derechos Humanos).

Quizás hemos olvidado con el paso de los años dónde están nuestros límites, quizás porque pensamos que ya no tenemos ninguno, que una sociedad moderna y democrática, todo vale.

Se nos olvida que somos por naturaleza cooperativos y altruistas, vimos las recientes catástrofes de los países arrasados por los huracanas, a México y sus cadenas humanas para salvar personas, la respuesta internacional a los terribles atentados de Cataluña, Francia, Alemania, Bruselas, Londres. Se nos llenaron los ojos de lágrimas con aquel niño muerto en nuestras costas debido al gran drama de los refugiados.

Y de repente dejamos de sentir, dejamos de ayudar y de ser colaborativos.

Se nos olvidan los triunfos deportivos de aquellos que nos representan cómo país y de repente dejamos de sentir.

Y son muchas, muchísimas las historias de humanidad, de gran ejemplo, algunas perdidas en el anonimato, que apenas son noticia.

Como el pequeño de 10 años que ha sido capaz de con su gran angustia salvar a su madre y por eso hoy en Castellón le han nombrado ciudadano ejemplar.

Nuestro mayor reto, empezar a sentir, a humanizar, a utilizar un lenguaje no violento, a compartir experiencias de vida, en lugar de incendiar las redes con nuestras más emociones más negativas.

Es momento de tomar ejemplo de nuestros niños, nuestro mayor reto humanizar las redes!