viernes, 27 de abril de 2018

Es cuestión de género!


Es cuestión de género!

Por mi despacho pasan mujeres desde los 13 años hasta los 80.

Me dicen sorprendidas que las entiendo muy bien, que incluso tengo algo de maga o de bruja. 
Pero no es así, es que sus historias son iguales.

Son mujeres que no nunca se han querido, que no se valoran, que piensan que nadie las quiere ni las querrán, que se dan asco a sí mismas por no tener el cuerpo perfecto, la cara bonita o la estatura ideal.

Son mujeres que creen que no merecen vivir, que se castigan por ello, incluso con su propio cuerpo.

Y las historias son iguales, son historias de madres cuidadoras, de mujeres sumisas que no dicen nada para evitar situaciones violentas o de conflicto, que han aprendido que es mejor callar que aprender a discutir.

Son mujeres que se resignan en su día a día, que no se han permitido soñar, hacer aquello que siempre les hubiese gustado hacer, a decir aquello que pensaban o que sentían en un momento dado, porque el riesgo a no ser aceptado, a ser rechazado y quedarse sola pesaba demasiado.

Y renunciaron a soñar, renunciaron a vivir, renunciaron a pensar que en este mundo estaban para algo más que "tener que", "que debería", que un "no tengo derecho" o ese no es para mí "yo no he tenido suerte en la vida".

Y dedicaron su vida y la dedican al servicio de los demás, siempre pendientes de agradar, siendo la mujer perfecta, todo ordenado, todo impecable, el mejor vestido, la mejor madre, la mejor hija, la mejor esposa.

Y lloran y sienten a escondidas porque no quieren mostrar su dolor, sienten que es un signo de debilidad.

Cuando alguien las necesita ahí están, dejándose la piel, haciendo y llegando a todo o al menos eso parece ser.

No pueden caer enfermas porque si lo hacen sienten caer el peso de sus casas sobre sus pies.

Y siempre son las últimas, primero los padres, luego las parejas, los hijos y por último los nietos. Nunca se han quejado, siempre la mejor cara, el mejor plato sobre la mesa.

Siempre las mismas historias, tan aprendidas de generación en generación desde niñas, siendo algo tan cultural tan estructural que se asume que es lo que se espera de todas y cada una de nosotras.

Las mujeres son fuertes, son valientes, son poderosas, son grandes, tienen sueños, tienen derechos, buscan que se les acepte incondicionalmente como seres humanos.

Las mujeres sienten, se mueven por el corazón, tienen derecho a expresar lo que sienten, a decir lo que piensan, a que se les tenga en cuenta, a aceptar sus cuerpos, a no ser perfectas, a no hacer nada, a reír, a bailar, a llorar, a equivocarse, a caerse y a levantarse, a vestir como quieran, a ser ellas mismas, tienen derecho a EXISTIR, tienen derecho a SER, derecho a VIVIR.

Las mujeres no son princesas, no han venido a este mundo para sufrir, ni para dejarse dominar o maltratar.

Todas y cada una de nosotras estamos aquí para demostrar que somos grandes y deseamos compartir nuestra grandeza con los demás, desde el respeto a nosotras mismas y el amor a los demás.

Ojalá cambien las historias de las mujeres que pasan por mi despacho!

2 comentarios: