Muchas veces nos preguntamos cuál es el origen de los conflictos de familia o de pareja, ya que estos conflictos van siempre unidos a gran cantidad de emociones, muy difíciles de manejar.
Gerardo Romero en su libro Vivir desde el Amor explica en su último capítulo que diferencia entre vivir desde el miedo o vivir desde el amor.
Vivir desde miedo nos resulta mucho más fácil, temerosos e inseguros hacia la vida ponemos barreras a todo aquello que interpretamos que pueda desestabilizarnos emocionalmente .
Las personas que se mueven desde el miedo suelen actuar en ocasiones de forma agresiva, ante el miedo podemos intentar huir o atacar. Y si lo que se pone en juego es mi supervivencia, entonces atacamos.
Es fácil desde el miedo juzgar a los demás, pensar que nadie nos entiende, que todo el mundo está equivocado o que los demás están en contra de todos nosotros.
Vivir desde el miedo, aleja del momento presente, genera actitudes y pensamientos negativos, pesimistas y de pasividad. En ocasiones creen que la vida es así y que no se puede hacer nada para cambiar, se genera un sentimiento de injusticia.
Por el contrario vivir desde el amor nos ayuda a ser conscientes de quienes somos y para qué estamos aquí.
Las personas que viven desde el amor son personas que se aceptan y se aman a sí mismas, son personas generosas, que dan sin esperar nada a cambio, porque entienden este sentimiento de amar, como el amor que pones en todas las cosas, como la aceptación incondicional de los otros.
Vivir desde el amor supone vivir desde la humildad, tener consciencia plena, vivir desde el presente, en el aquí y en el ahora, disfrutando de todas y cada una de las cosas que hacemos y de todas y cada una de las personas que conocemos.
Vivir desde el amor nos permite pensar en positivo, abrirnos nuevas posibilidades ante la vida y generar creencias en torno a que no existe nada que sea imposible.
Pensar en positivo nos lleva a tener una actitud proactiva ante la vida, viviendo cada minuto y cada instante, disfrutando de todas y cada una de las personas que conocemos, permitiendo nuestras equivocaciones, aprendiendo de los errores.
Vivir desde el amor nos permite trabajar el agradecimiento por el hecho de existir y disfrutar de cada uno de los segundos de nuestra existencia y aprender a perdonar a los demás o incluso a nosotros mismos.
Vivir desde el miedo genera emociones negativas (tristeza, rabia, ira, desesperanza, tristeza, agresividad), vivir desde la amor genera emociones positivas (fortaleza, autoestima, alegría, felicidad).
Desde mediación familiar se vive desde el miedo, por eso es tan difícil muchas veces gestionar las emociones de las partes, tal vez podamos hacer que tomen consciencia de la existencia de otras formas de enfrentarse a las dificultades de la vida.
Educar a los niños desde el amor, enseñándoles habilidades de inteligencia emocional desde casa y en las aulas, nos ayudaría a reducir el número de conflictos interpersonales que tenemos con los demás.
Mi agradecimiento a Gerardo Romero por regalarme su libro.
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