¿Somos seres emocionales o racionales?
Ante esta pregunta las repuestas suelen ser diferentes, algunas personas consideran que depende de las situaciones nos comportamos somos más o menos emocionales, en otras ocasiones contestamos quizá sea un 50% para cada una de ellas.
Lo que les llama poderosamente la atención es el porcentaje emocional, somos 80 por ciento emocionales.
Para poder responder a esta pregunta con base científica debemos acudir a la Psicofisiología o la Neurociencia.
El cerebro humano está compuesto por tres cerebros, el primer cerebro el reptiliano, es el más primitivo de todos, formado por el encéfalo y el cerebelo, su función sería la supervivencia de la especie humana.
El segundo cerebro es el llamado cerebro límbico, este es el cerebro relacionado con las emociones, que compartimos al igual que los animales.
Y por último, la neocorteza que es la sede del pensamiento sistemático y lógico.
Las neuronas racionales se encuentran además en el lóbulo frontal. Este cerebro es el que nos diferencia de los animales.
¿Por qué somos emocionales?
El cerebro límbico es más antiguo en el tiempo, su función es la supervivencia de la especie, no para ser felices.
Al ser anterior en el tiempo a la neocorteza, tenemos más número de neuronas que van desde lo emocional a lo racional. Luego somos seres emocionales.
En el libro "¿Por qué las cebras no tienen úlcera? se explica el funcionamiento del estrés de una forma divertida.
Las cebras disparan sus niveles de cortisol ante el estrés producido por la aparición de un león, pero cuando el león desaparece en escena, los niveles de cortisol disminuyen.
En el caso de las personas no ocurre lo mismo, la mayoría de las ocasiones, seguimos pensando que vivimos en la sabana y que si bajamos la guardia el león nos va a comer, por lo que los niveles de cortisol aumentan y permanecen altos durante mucho tiempo.
Como vemos nos resulta fácil vivir desde el miedo y en ocasiones se produce lo que llamamos el secuestro de la amígdala, como sabemos la amígdala es la hormona que se activa cuando tenemos miedo, con forma de corazón, se sitúa en el sistema límbico.
Cuando se activa la amígdala, los niveles de cortisol aumentan de manera exponencial, produciendo un cambio hormonal en los neurotransmisores, dopamina, serotonina y oxitocina, produciendo un caos a nivel emocional. El aumento crónico de los niveles de cortisol hace que tengamos menos memoria y disminuye el colágeno, por lo que produce un envejecimiento de la piel.
Cuando vienen las partes a mediación independientemente del ámbito en el que trabajemos, el secuestro de la amígdala suele estar presente en alguna de las partes, por eso a veces vemos dificultades para poder continuar con la mediación, ya que las emociones bloquean la posibilidad de pasar de la posición al interés, primero tendremos que facilitar la expresión controlada de las emociones, quizás por mediación de un caucus, antes de poder pasar a la fase de búsqueda de alternativas o negociación.
Somos seres emocionales y nuestras decisiones se encuentran condicionadas por las mismas, ¿qué emociones queremos sentir?, ¿qué emociones queremos contagiar?
Recomiendo que veáis este programa de Yo Mono de Pablo Herreros para una mayor comprensión del cerebro y de las emociones: http://www.rtve.es/television/yo-mono/
Muy lindo articulo. Felicitaciones. Soy mediador Prejudicial de Mar del Plata
ResponderEliminarMuchas gracias por sus palabras, un saludo
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