sábado, 27 de enero de 2018

El postureo


Vivimos pendientes de las nuevas tecnologías, imposible plantearse un día sin acceso a internet.
Nuestra preocupación mostrar la mejor imagen de nosotros mismos, generando una necesidad de sólo expresar o subir a la red, las imágenes y momentos más felices o bonitos que tenemos.
El postureo genera una sensación de aparentar que nos permite ser aquella persona ideal a la que aspiramos.
Subimos imágenes de viajes, platos suculentos, fotos sonriendo, con amigos, rodeados de gente, sin ningún tipo de preocupación.
El postureo nos proporciona seguridad, ser quien nos gustaría ser y dar una imagen de perfección cuando nos sentimos personas con poca autoestima.
Nos encantan los like tanto que generamos una personalidad narcisista que alimenta nuestro ego o sube nuestra autoestima.
Necesitamos decir al mundo que somos felices y que nuestra vida es maravillosa, quizás para no sentirnos tan solos, para dar sentido a nuestra existencia o para ser el centro de atención.
La necesidad de aparentar, de búsqueda de perfección, salir de la rutina, nos permite cambiar nuestra realidad, colocando aquellos filtros relacionados con nuestro estado de ánimo.
Dependientes siempre de la admiración y comentarios de los demás, entrando en conflicto, cuando no nos dicen aquello que queremos oír, o no hay suficientes me gusta.
En esta era tecnológica internet nos proporciona un medio para mostrar siempre la mejor de nuestras caras, de las miles de caras que tenemos para ir adaptando la realidad a nuestro día a día.
Postureo que durante un tiempo nos coloca en el centro del mundo, soñando que somos lo que nos gustaría ser.
Damos la imagen que creemos puede llegar a ser más atractiva para los demás renunciando a nuestro propio yo. Pensando que a sí perdemos nuestra verdadera esencia, el valor que nos damos a nosotros mismos.

Creemos que si los demás nos valoran es porque debemos ser dignos de ellos, quedando atrapados en la espiral de aparentar.

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