Nadie nos dijo que la vida fuera fácil, que sin esfuerzo podemos conseguir las cosas.
Y para ello se requiere paciencia.
Pero somos la generación del ahora, buscamos tener las cosas lo antes posible. Ansiamos cosas.
Hemos pensado que la felicidad reside en lo económico, en lo material, en la cantidad de cosas que tenemos.
La felicidad no es el fin, se consigue cada día con cada paso que damos, con cada persona con la que estamos, con cada rosa que olemos.
Muchos de nosotros nos pasamos la vida buscando la felicidad y el éxito, pensando qué es algo que está fuera de nosotros y que en muchas ocasiones depende de la suerte.
Pero no es algo externo, depende de nuestra actitud, de nuestra manera de pensar, esto es lo que nos da fortaleza.
La suerte y el destino no existen, existen las oportunidades que sabemos aprovechar o que nosostros creamos.
La verdadera felicidad está en sentirse bien con uno mismo, sólo así podemos estar bien con los demás.
Y el éxito no es el final de una carrera, no se mide por lo económico, se mide por el valor que le damos a las cosas.
No es necesario ser un profesional de reconocido prestigio, para considerar que hemos alcanzado el éxito, por el contrario la pregunta es si el día de mañana, cuando yo no esté en este mundo, la gente se acordará de mí.
Entonces te das cuenta, de que ya has alcanzado el éxito, qué todo lo demás no es más que un complemento, que la vida no va en línea recta, y que nuestra salud y estabilidad mental dependen de la percepción que tengamos de las cosas.
La clave del éxito y la felicidad es estar agradecido, por todas las cosas que ocurren a nuestro alrededor, por ser capaz de ver las estrellas y pensar que algún día nosotros seremos una de ella.
La clave del éxito está en la humildad, para saber valorar todas las cosas que tenemos.
La clave del éxito está en la aceptación del otro de forma incondicional.
Ls clave del éxito está en reconocer nuestras debilidades y crecer ante las adversidades.
La clave del éxito está en saber reconocer que me equivoco y que tengo derecho a equivocarme, en perdonar y perdonarme.
Las claves del éxito están en la tolerancia y en el diálogo, en la solidaridad.
La felicidad se alcanza día a día, en la sonrisa del otro, en los ojos brillantes en los que se refleja el alma, en ilusionar e ilusionarse.
La mayoría de los conflictos personales y profesionales, se basan en el desánimo, en la desilusión, en la sensación de fracaso.
Las emociones derivadas de los conflictos miedo, rabia, tristeza, desolación, soledad, nos desvían de nuestras ilusiones, de nuestros sueños, de nuestros propósitos.
Las emociones derivadas por la mediación, cuando uno siente líbremente que puede expresar su opinión, que se siente escuchado, se siente valorado, son positivas, nos llevan al crecimiento personal, al fortalecimiento, a crear una nueva vía de trabajo.
En un mundo como el nuestro, nos faltan las oportunidades de diálogo, tan necesarias para poder entender la naturaleza de las cosas.
No olvidemos que para resolver el conflicto, hemos de cambiar el foco de atención.
Querida profesora, ciertamente la falta de diálogo entre las personas, agudizan situaciones de tensión y a veces desencadenan más conflictos. Es necesario, tal y como usted lo expone, darse la oportunidad de poder comunicar nuestros pensamientos, sentimientos y sobre todo estar abierto a recibir de otros las cosas que tienen que decirnos con sinceridad, sin creer por ello que exista una intención oculta de agresión. En la medida en que nos dispongamos a una comunicación asertiva, los conflictos latentes pueden disiparse. Un gran abrazo
ResponderEliminarMuchas gracias por tus bellas palabras! Un abrazo muy fuerte!
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