miércoles, 26 de octubre de 2016

Hemos perdido la ilusión en el trabajo


Estos días he visitado empresas y los trabajadores siempre me manifiestan el desánimo y la desmotivación en su trabajo.

Dedicamos unas ocho horas al trabajo, muchos más, nos relacionamos continuamente con los compañeros y con los superiores, debería ser el lugar de trabajo un lugar dónde realmente nos sintiésemos bien.

Son muchos los conferenciantes que hablan de felicidad en el trabajo, empresas saludables, engagement y otros términos afines, pero la realidad de nuestras empresas y de nuestros trabajadores dista mucho de todos estos aspectos.

Hay trabajadores que no paran a almorzar o a tomar un café, fuera de las costumbres de cada uno y de cómo nos alimentamos, además de las consecuencias que derivan en el rendimiento de trabajo, dejamos al lado una comunicación necesaria que fortalece equipos, que crea sentido de pertenencia, la comunicación informal. Yo la llamo momento "cámara café", ese momento que junto a la máquina hablamos de cosas del trabajo y de cosas que no los son (¿qué tal el fin de semana?, hoy voy de cumpleaños, ¿qué me pongo para esta boda'). Estos momentos nos relajan, nos distraen y cuando volvemos al trabajo, lo hacemos con otra actitud y también con el sentimiento de pertenencia a la empresa.

Los trabajadores no paran a almorzar, pero tampoco para comer, más preocupados de responder a todos los e-mails y de terminar a la hora, se olvidan de alimentar sus organismo y su cerebro, que seguirá consumiendo energía de otra forma distinta.

Luego en la mayoría de las empresas no existe comunicación informal, lo que deriva a falta de coordinación, de relación, de entendimiento y genera emociones negativas.

Yo propongo "los viernes paella" a las empresas, la razón favorecer la comunicación informal.
No existen momentos y espacios de diversión, que reduzcan el estrés y agotamiento del día a día, faltan risas y llantos, que nos llenen de complicidad, falta el "buen rollo" para sentir emociones positivas, para contagiarlas, para ser creativos y resolutivos, nos falta la ilusión por nuestro trabajo.

Muchos directivos son tóxicos y transmiten en su gerencia este clima nada saludable, pero los trabajadores también se han vuelto tóxicos, lejos de pensar en qué pueden solucionar ellos, analizan que el problema viene desde arriba, pero no que la solución se encuentre en ellos.

Debemos recuperar nuestra ilusión, sin ilusión los conflictos están más que asegurados.

Comparto esta frase para la reflexión:



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