miércoles, 17 de octubre de 2018

Soñamos con lo que no tenemos



¿Por qué hoy más que nunca nos resulta tan difícil relacionarnos con los demás?

Llevo más de 20 años trabajando con parejas, analizando qué nos acerca y separa de los otros y voy en busca de la humanidad, aquellas claves que nos hacen sentirnos más cerca afectivamente de los otros.

Imagina que tienes un barco, tú eres el capitán, te planteas elegir un rumbo que te lleve a tus sueños, entonces te das cuenta que no sabes cuál es tu sueño, entonces navegas simplemente.

Además te das cuesta de que no sólo no sabes cuál es tu sueño, si no que no te conoces lo suficiente, entonces no sólo navegas sin rumbo fijo, si no que no tienes brújula y acaba llevándote a la deriva, porque nuestra brújula como dice Álex Rovira es interior.

Es fundamental el conocimiento de uno mismo y aprender a valorarse como persona.

Si estás bien contigo estás bien con los demás!

Uno de nuestros mayores obstáculos es la comunicación la capacidad de expresar realmente lo que quiero y siento.

Hoy en día estamos más conectados que nunca y hablamos a cualquier hora desde cualquier lugar del mundo, si bien podemos decir que comunicamos más, los problemas de entendimiento a veces son mayores.

Qué nos falla entonces a la hora de comunicarnos con el otro?

En primer lugar, la capacidad de expresar lo que sentimos: seguimos llenos de miedos, al rechazo, a la no aceptación, al fracaso, a hacer el ridículo, a que el pasado se repita.

Muchos de nosotros carecemos de las habilidades necesarias para gestionar nuestras emociones, creemos que somos racionales y que no es necesario escuchar al corazón o a las emociones.

Luego al no ser capaces de expresar lo que sentimos, nos lo guardamos y esperamos que sea el otro el que adivine qué siento, mostrando disgusto o enfado cuando el otro no es capaz de sentir lo que nosotros sentimos.

O somos capaces de expresarlo, pero no de la mejor manera, sustituyendo unas emociones por otras o de forma no asertiva.

En segundo lugar, las expectativas, qué espero yo del otro?

Nos encantaría que el otro pensara y sintiera igual que nosotros, pero nada más lejos, la razón porque somos seres únicos y pensamos muy diferente.

En tercer lugar, tus sueños no son sus sueños!

Cada uno busca aquello que le hace feliz y lo que nos hace felices a nosotros no tiene por qué hacer feliz al otro.

Por último, nuestras heridas.

Cada uno de nosotros tenemos un pasado y aunque pensamos que ha quedado atrás, luego te das cuenta de que no es así y a veces el otro nos mueve algo por dentro, nos recuerda a quién nos hizo daño, tendemos a pensar que será igual y que nos hará daño, por eso lo rechazamos.

Soñamos con lo que no tenemos!!!


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